La puerta giratoria de la calle Pelayo, 28 de Barcelona siempre será recordada como la entrada al periodismo puro. Fue, durante un siglo, la entrada al diario La Vanguardia hasta que en 2004 se trasladó a un edificio de la Diagonal.
Por esa puerta entró un joven Lluis Fox a finales de los años sesenta como traductor y fue escalando puestos hasta llegar a ser director en 1983. Ahora nos cuenta los entresijos periodísticos de aquella época en el libro Aquella porta giratòria, ganadora del último premio Josep Pla y que supone la segunda parte de sus memorias tras La marinada sempre arriba en la que cuenta su infancia y adolescencia.
Desde sus intentos para entrar a trabajar en el diario, hasta su paso por el Diari de Menorca mientras hacía el servicio militar, hasta su entrada en la sección de internacional, o sus corresponsalías en Londres o Washington y su llegada a la silla del director, Lluís Foix nos cuenta cada una de estas etapas fusionando las vivencias profesionales y personales en su etapa de La Vanguardia.
Para cualquier amante del periodismo, este libro es un caramelo muy fácil de disfrutar. Si además has sido asiduo lector de La Vanguardia desde pequeño, como yo, las páginas de esta historia te enseñan todo lo que había detrás, como eran sus personajes, el por qué de las cosas y todo el poder que se escondía detrás de las grandes decisiones.
Si bien es cierto que a veces te pierdes en anécdotas de protagonistas que no conoces y no son relevantes para la historia, es el conjunto el que hace que este libro sea obligado de leer para cualquier aspirante a periodista, tanto por las lecciones que te ofrece como para conocer el pasado de un diario que nació en 1881 y sigue sobreviviendo hoy en día.
Lluís Foix pretendía escribir sobre «las vivencias y los recuerdos de una profesión que ha cambiado radicalmente en los últimos cuarenta años» y de un diario que «no ha intentado hacer caer gobiernos ni crear situaciones nuevas desde sus páginas. Se ha limitado a reflejar lo que pensaban sus lectores sin perder de vista quien mandaba en Barcelona y Madrid». Quizás por eso, es el diario español con más años de historia.
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