Una historia de amor entre dos hombres con dos caracteres que pueden complementarse o repelerse. Es la hora de tomar una decisión. Felipe Andrés y David Tortosa siguen introduciéndose en la piel de Eloy y César en el Teatro Infanta Isabel bajo las órdenes de Quino Falero con un texto de Fernando J. López.
Cuando fuimos dos sigue con su imparable éxito en las tablas madrileñas, mientras comienza su gira por el territorio español (Alicante, A Coruña, Elche o Valencia). Sus protagonistas y su director nos explican más de esta historia de idas y venidas.
- ¿Qué es Cuando fuimos dos?
DAVID TORTOSA: Cuando fuimos dos es el nuevo montaje de la compañía Cría Cuervos (formada por los actores Felipe Andrés y Rocío Vidal) en el que tengo la suerte de participar desde el pasado mes de febrero, comenzando en la Sala El Sol de York y continuando con nuestra tercera temporada en el Teatro Infanta Isabel. Un estupendo texto de Fernando J. López, bajo la sensible y apasionada batuta de nuestro director Quino Falero, que trata sobre una historia de amor entre dos chicos, César y Eloy.
FELIPE ANDRÉS: La obra está contada con sensibilidad y mucho sentido del humor. La estructura no es cronológica así que el público irá descubriendo momentos compartidos, desde los más felices hasta los más dolorosos, y tendrá la oportunidad de formar el puzzle que conforma la vida de esta pareja, absolutamente reconocible.
QUINO FALERO: Es una lucha desesperada por recuperar el amor. Una función que nos propone cuestionarnos el soporte de las relaciones, lo que damos por pactado: la sinceridad, la fidelidad… Desde la óptica de lo cotidiano estas virtudes pueden convertirse en defectos con increíble facilidad. La historia de amor entre César y Eloy está contada como una sucesión de recuerdos y confesiones. Los personajes exponen y representan los acontecimientos de su vida en pareja del mismo modo en que la memoria de ambos almacena lo vivido, no hay orden ni cronología, solo los embalajes de una mudanza hecha a toda prisa. La acción se sitúa en ese espacio caótico y de tránsito que supone una mudanza a medio hacer, en el momento terrible en el que la vida en común permanece en cajas de cartón a la espera de decidir quién se queda con qué. Lo que un día perteneció a los dos, hoy habita en el terreno de la espera, en una especie de purgatorio de objetos sin destino definido. En ese mismo estado se encuentra la relación de los personajes. Desde la propuesta de dirección se potencia este paralelismo, el espacio mental y el espacio físico tienen las mismas similitudes. César y Eloy van guiando al espectador a través de su accidentada relación, mostrando las conquistas y las derrotas de su amor incondicional. El aquí y ahora es la gran duda: ¿Merece la pena salvar lo nuestro? Ambos son conscientes del deseo de ser dos, pero al mismo tiempo, padecen la infelicidad de querer ser uno más uno.
- ¿Cómo es tu personaje?
DAVID: César es un chico apasionado, visceral y enamorado de su novio Eloy… y también, por qué no, enamorado de sí mismo. Le encanta gustar y es precisamente esta característica la que originará que esta historia vaya evolucionando a un punto de difícil retorno para los dos. Como bien dice él: «Yo sólo me fío de lo físico, de lo directo».
FELIPE: Eloy es un escritor, un creador al que su inseguridad a veces le juega malas pasadas haciéndole parecer arrogante, celoso y obsesivo, pero en realidad sólo es un ser humano profundamente vulnerable que desea ser querido y reconocido en su profesión y amado por su pareja.
- ¿Cuál es tu personaje favorito?
QUINO: Es imposible decantarse por uno de los dos personajes. Uno de los aciertos de esta función es precisamente esto. La identificación con los personajes viaja de un lado a otro. Cada uno defiende en escena sus motivaciones y sus decisiones, por momentos compartes como espectador las razones de uno y por momentos las de otro.
- ¿Crees que César y Eloy deberían romper su relación o continuar?
DAVID: Jajaja…nadie me había preguntado eso antes….Pues si me preguntas a mí, te diría que deberían continuar (lo sé, soy un romántico). Lo que ocurre es que cuando dos personas andan tan viciadas de ego (por uno u otro lado) es muy difícil llegar a un término medio. Muy complicado.
FELIPE: Yo apuesto por su continuidad. Está claro que se aman, que tienen una conexión muy fuerte y que se atraen. Sé que son muy diferentes pero me gustaría creer que encontrarán un camino en el que respetarse y aceptarse tal como son.
QUINO: Si te dejas llevar por el lado romántico, uno apuesta siempre por la continuidad de la relación. Pero a veces, la decisión más adecuada no tiene que dejarse llevar por el romanticismo. Esta cuestión me apetecía que estuviera siempre en la cabeza del espectador desde mi propuesta de dirección. Construimos una relación muy sólida entre los personajes para que se entendiera en todo momento qué es lo que se pierde, cada espectador construye un deseo ante esta pregunta. Desde la dirección era necesario que la balanza de la relación oscilara entre la reconciliación y el abandono. Me parece más poética la duda que el acierto.
- La obra ha recibido muy buenas críticas tanto de público como de los medios en su anterior temporada. ¿Por qué hay que ver Cuando fuimos dos?
DAVID: Porque ya es nuestra tercera temporada en Madrid, como bien dices, si algo dura tanto en cartel es porque gusta y nosotros nos resistimos a abandonar la cartelera actual, jajaja… No, en serio, hay que verlo porque hay mucho trabajo en escena, tanto el nuestro como el del equipo maravilloso que hay detrás empujándonos para que cada día estemos mejor que el anterior. Es como asomarse a la mirilla de la casa de César y Eloy ….y ver desde un sitio «seguro» la absoluta intimidad de dos personas. No hay buenos y malos, sólo dos personas que se quieren y no se aguantan. Todos tenemos un punto «voyeur». Por eso hay que ir.
QUINO: Se produce un efecto reflejo entre la escena y los espectadores entorno a las relaciones de pareja. Es un texto que está muy bien construido por parte de su autor con dos actorazos que lo defienden con el alma.
FELIPE: El público se identifica, se emociona y se ríe con dos personajes cercanos, llenos de vida, sin artificio, que cuentan una historia con la que es muy fácil identificarse y que nos hace viajar a los actores por caminos de total sinceridad . Es una obra que invita a la reflexión y da mucho juego para la charla posterior.
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