En tiempos de crisis, el Estado ya no puede sostener la comisaría de lujo situada en el número 48 de la calle Huertas. Cuatro policías sufren las penas de la escasez económica en su despacho de diseño. Se han visto obligados a subalquilar los otros dos espacios del inmueble: una profesora de danza contemporánea y a una pareja de hipnólogos. Los tres espacios los verás en La Pensión de las Pulgas gracias a Denise Despeyroux, creadora y directora de Carne Viva, a quién entrevistamos para saber más de la obra.
- Eres la autora de Carne Viva. ¿Como surge la historia?
Carne Viva surge del deseo de contar una historia que se desarrolle de manera simultánea en las tres habitaciones de La Pensión de las Pulgas. Ese es el momento fundacional del proyecto. Aunque también es cierto que esa decisión formal y la situación argumental de partida surgen prácticamente a la vez. Si tengo una idea de carácter formal inmediatamente surge la necesidad del argumento como justificación y disfraz. La idea de unos policías que necesitan alquilar los espacios de su comisaría para sobrevivir a la crisis fue lo primero. Y fue también casi inmediato decidir que uno de los espacios estaría destinado a una clase de danza y otro sería un consultorio de hipnosis. La decisión arbitraria de juntar estos mundos tan radicalmente diversos me cautivó.
- La obra se desarrolla de forma simultánea en tres salas contiguas. Explícanoscada uno de los tres espacios:
Carne que especula:
Ahí tenemos a esos policías víctimas de la crisis económica general y de sus crisis personales en particular. En el pasado tuvieron una época de prosperidad y se acostumbraron a sus despachos de diseño. Ahora se ven forzados a convivir en un único despacho. Pero además de esta difícil convivencia entre ellos también tienen que aprender a convivir en su comisaría con mundos muy ajenos: el de esa profesora de baile extranjera y el de una profesional de la hipnosis. Estos policías están acostumbrados a la especulación, su acercamiento a la realidad es en primer lugar a través de sus mentes, de sus reflexiones, aunque estas a veces parezcan ir en contra de los hechos y del sentido común. Encerrados en su despacho (2 de ellos no salen de allí), especulan sobre lo que está pasando en habitaciones que tienen a escasos metros. Son los últimos en enterarse de que alguien ha muerto en la comisaría, por ejemplo.
Carne que baila:
Estos personajes serían en principio los más conectados con el cuerpo, con lo artístico y la expresividad. Sin embargo, de poco ha servido esta conexión a la profesora de danza, por ejemplo, cuyo deseo es no solo morir, sino además desaparecer.
Carne sensible:
Los hipnólogos serían en principio los personajes más conectados con el inconsciente y quizás con la dimensión más espiritual del ser humano. A esa dimensión de lo inconsciente y lo invisible se accede a través de los sentidos: la voz, el contacto visual, el tacto. Elvira ha orientado su trabajo, por lo menos en el pasado, más hacia el lado de la fantasía y del espectáculo. Mario Caballero, en cambio ha centrado en la hipnosis clínica. Hay cierta grisura en Mario Caballero, aunque es muy divertido. Hay un contraste cómico entre él y el personaje de Elvira, que es puro despliegue de fantasía y deseo. Y después tiene lugar el encuentro de Mario con la bailarina en trance, ya para rematar.
- ¿Como fue el proceso de casting?
Pues estuve francamente inspirada eligiendo los actores, porque más contenta con ellos no puedo estar. Es un equipo de nueve personas maravillosas. Hubo un equipo de partida al que hice la propuesta: Carmela Lloret, Sara Torres, Joan Carles Suau y Marta Rubio. Entre ellos había surgido el deseo de montar una obra mía titulada El más querido. Carmela, Sara y Joan Carles formarían el elenco y Marta iba a ser mi ayudante de dirección. Pero yo de pronto me puse a fantasear con este proyecto tan complejo de Carne Viva. El título también surgió junto a la idea como de la nada. A veces aparece la semilla de una obra sin que sepas por qué y es como una fuerza que te llama y a la que sientes que hay que hacer caso.
Les propuse embarcarnos en eso, sin ayuda a la producción, como pudiéramos, y les pareció muy divertido. A partir de ahí busqué el resto de actores. A Victoria Facio y Fernando Nigro los conocía porque había participado junto a ellos en un ciclo de Teatro Despojado, en La Bagatela. Son estupendos actores y hace tiempo que tenía ganas de trabajar con ellos. A Font García y Juan Vinuesa los había visto trabajar juntos, y también por separado, apenas los conocía personalmente pero tuve la intuición de que eran también estupendas personas, y acerté. En cuanto a la incorporación de Agustín Bellusci, el mejor comisario que podría soñarse en Carne Viva, fue una idea de Sara Torres. Él es además nuestro querido director de Estudio 3, donde ambas damos clases. Mi agradecimiento a todos los actores por haber sacado adelante el proyecto, de una manera tan hermosa y gozosa además, es infinito.
- ¿Por qué es necesario ver la obra?
Necesario preferiría no decir. Se usa mucho lo de imprescindible, imperdible y ese tipo de adjetivos para referirse a los espectáculos, pero creo que son vicios del lenguaje reduccionista de la publicidad… me espanta un poco el lenguaje publicitario. Creo que la obra es extraordinariamente singular y arriesgada, pero la razón por la que más me atrevería a recomendarla es lo gozosa que resulta para el espectador. Tengo la sensación de que a veces surge un vínculo entre el público y los actores que es del orden de la magia. Me parece que no ocurre en tantos espectáculos, y creo que Carne Viva es uno de ellos.
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